Como educadores y cuidadores, una parte importante de nuestro trabajo es establecer relaciones con los niños. Los niños prosperan en entornos en los que se sienten queridos, valorados y seguros. El CSEFEL comparte que «las relaciones entre el profesor y el niño desempeñan un papel importante a la hora de influir en el desarrollo social y emocional de los niños pequeños». En los estudios sobre las relaciones entre maestros y niños, los niños que tenían una relación segura con sus maestros de preescolar y jardín de infancia demostraron tener buenas interacciones con sus compañeros y relaciones positivas con sus maestros y compañeros en la escuela primaria.»
Cada interacción con los niños es una oportunidad para establecer relaciones. Al dedicar tiempo a reflexionar sobre la forma en que interactuamos, nos comunicamos y conectamos con los niños pequeños, podemos ser más reflexivos e intencionales, creando en última instancia un entorno en el aula que apoye el aprendizaje y el desarrollo. Para ayudar a guiar sus reflexiones sobre esta importante práctica, a continuación encontrará consejos y sugerencias para las interacciones reflexivas con los niños.
Escuchar, reconocer y apoyar los sentimientos de los niños
Los niños tienen y expresarán una amplia gama de emociones, y es importante que estos sentimientos sean reconocidos y aceptados. Entender las emociones de los niños empieza por escuchar. Cuando los niños te hablen, ponte a su nivel y escucha lo que tienen que decir. Deja que terminen su pensamiento antes de responder, para que sepan que te importa. Si estás ocupado o no puedes escuchar a un niño en un momento determinado, hazle saber que le escucharás cuando estés libre: «Ahora mismo estoy hablando con Sam, pero en cuanto terminemos, me gustaría escuchar lo que tienes que decir».
El Centro Infantil de la SFSU señala que el papel del educador o cuidador es apoyar a los niños mientras procesan sus emociones, reconfortando, identificando, reflejando y validando sus emociones. En lugar de decirle a un niño que estará bien, deja que trabaje en su propio ciclo emocional reconociendo lo que está pasando: «Es difícil despedirse de mamá cuando se va»
Retroceder cuando sea posible
Una de las mejores maneras de que los niños aprendan que son capaces y competentes es dejar que realicen las tareas por sí mismos. Cuando veas que a un niño le cuesta juntar dos legos o escribir su nombre, dale espacio para ver si puede resolver el problema por sí mismo. Aunque debemos permanecer cerca de los niños para garantizar su seguridad, a menudo no es necesario estar tan cerca como para que se sientan apiñados. Cuando damos un paso atrás y concedemos a los niños un espacio adicional para que exploren de forma independiente, les decimos que confiamos en sus capacidades para tener éxito por sí mismos.
Siga las indicaciones del niño
Para crear un plan de estudios exitoso con ricas oportunidades de aprendizaje, hay que seguir el ejemplo de los niños y su juego. Interactúa con los niños, habla con ellos sobre lo que están haciendo y hazles preguntas abiertas. Algunas de las preguntas que puedes hacer son: «¿En qué estás trabajando?» «¿Cómo vas a hacer que esto funcione?» «¿Quién está en este cuadro?» «¿Qué crees que pasará si movemos este bloque?»
Cuando participes en el aprendizaje de los niños y sigas su ejemplo, comprenderás mejor cuáles son sus intereses y lo que están aprendiendo. Esto le ayudará a crear un plan de estudios atractivo aprovechando estos intereses individuales.