Las relaciones sólidas entre la escuela y el hogar preparan a los niños para el éxito, y conectar con los padres de los niños a nuestro cargo es una de las partes más importantes de nuestro trabajo como proveedores de aprendizaje y atención tempranos. Establecer estas conexiones exige mantener abiertas las líneas de comunicación con las familias, incluso cuando la conversación es delicada. Las consultas sobre problemas, preocupaciones o desacuerdos pueden resultar intimidantes, pero son un elemento crucial para reforzar las relaciones de confianza y apoyar las necesidades de los niños a nuestro cargo. En este artículo compartimos algunos consejos que pueden ayudarle a preparar y abordar conversaciones difíciles con las familias.
Conversaciones difíciles y delicadas
Las conversaciones difíciles se refieren a cualquier entrevista con las familias que pueda conllevar emociones fuertes. Por ejemplo, conversaciones sobre el comportamiento del niño, como morder, pegar u otras agresiones. Las emociones pueden desencadenarse durante las reuniones en las que usted expresa su preocupación por el desarrollo, el bienestar o la seguridad de un niño. Recordar a los padres cuestiones logísticas también puede ser delicado, como cuando los padres recogen repetidamente a su hijo después de la hora de cierre o no siguen determinadas normas y políticas de su centro.
Es importante reconocer que algunas conversaciones pueden resultar difíciles para los educadores o cuidadores, sobre todo si el tema les recuerda algunas de sus propias dificultades o traumas infantiles. Cualquiera de este tipo de conversaciones puede generar vulnerabilidad y otros sentimientos importantes, tanto por tu parte como por parte de la familia, por lo que conviene abordarlas con sensibilidad y cuidado.
Cómo preparar la conversación
Preparar la conversación es un punto de partida crucial cuando hay que hablar con las familias de temas difíciles. Ayuda a garantizar que tanto tú como los padres estáis en la misma sintonía, habéis recopilado vuestras ideas y estáis dispuestos a escucharos mutuamente para mantener una conversación productiva. A continuación se incluyen algunos consejos de preparación.
Fijar una hora y preparar a la familia
Es necesario fijar una hora que os venga bien tanto a ti como a los padres para que todo el mundo esté preparado. Dado que las conversaciones difíciles requieren tiempo para pensar y procesar, es mucho menos probable que tengan éxito cuando se les plantean a los padres de repente, o durante la recogida o la vuelta a casa, cuando pueden tener prisa.
Fije una hora que convenga a todos los asistentes y organice la reunión en un lugar tranquilo y privado, para poder conversar sin interrupciones. Cuando se ponga en contacto con las familias para programar la reunión, facilíteles información sobre el contexto de la conversación para que puedan prepararse. Puede enviar un correo electrónico con un mensaje del tipo : «Espero que podamos quedar para hablar de algunas cosas que he observado en el desarrollo de Tina. ¿Hay algún momento que nos venga mejor a todos para reunirnos, dentro de la próxima semana?».
Reflexionar antes de la conversación
Dedicar un tiempo a la reflexión te permite procesar los sentimientos que puedas tener sobre el tema antes de que tenga lugar la conversación. Le ayudará a ordenar sus pensamientos, mantener la calma y hablar con claridad mientras conecta con los padres. El artículo,
Cómo preparar conversaciones difíciles con las familias
un documento del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU. en colaboración con la Administración para Niños y Familias, Head Start y el Centro Nacional de Participación de Padres, Familias y Comunidad, explica:
«Reflexionar sobre tus posibles reacciones ante un tema puede ayudarte a prepararte y a comprender los fuertes sentimientos, actitudes u opiniones que puedas tener, ya sean positivos o negativos….Recuerda que debes seguir buscando los puntos fuertes de una familia, incluso cuando haya retos que abordar. Si lo hace, es más probable que la interacción sea productiva. Estas interacciones positivas promueven asociaciones respetuosas con las familias. Estas asociaciones son la base para afrontar juntos los retos».
La reflexión puede hacerse en solitario o en colaboración con un compañero de trabajo o un supervisor que comprenda la situación y pueda ofrecer una retroalimentación honesta diseñada para abrir la puerta a soluciones que tengan en cuenta los intereses de todos.
Prepare sus notas y preguntas
Puede ser útil acudir a reuniones delicadas con un esquema básico de lo que le gustaría decir y algunas preguntas preparadas para formular a la familia. Si comparte observaciones sobre un niño, tener una lista actualizada de lo que ha visto o notado puede ayudar a proporcionar a las familias información más específica y detalles sobre la situación.
También debe planificar las preguntas que hará a la familia, para asegurarse de que les da la oportunidad de compartir su propia perspectiva y sus pensamientos sobre la situación. De este modo, los padres sabrán que usted respeta sus conocimientos y experiencia y que desea colaborar con ellos para ayudar a su hijo. Podrías hacerte preguntas como…
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¿Es algo que haya observado en su casa? ¿Cómo suele responder?
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¿Qué le ha funcionado a su familia?
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¿Qué opina al respecto?
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¿Hay algo más que haya sucedido o que haya observado en casa que pueda estar relacionado?
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¿Hay algo en particular que nuestro equipo pueda hacer para apoyar a su hijo y a su familia?
Cómo abordar la conversación
Una vez planificada la conversación, y cuando te estés preparando para reunirte con la familia, es posible que te sientas preocupado o ansioso por la conversación. Estos sentimientos son normales y son representativos de lo mucho que te importa tu conexión con los padres. Concéntrese en escuchar y en fomentar una conversación orientada a la búsqueda de soluciones durante toda la reunión, para que tanto usted como la familia se sientan escuchados y esperanzados sobre lo que está por venir.
Sea consciente de sus sentimientos
Al iniciar la conversación, sé consciente de tus sentimientos y tómate un momento para poner los pies en la tierra. Si notas que experimentas algún sentimiento negativo, inhala lenta y profundamente unas cuantas veces, seguidas de largas exhalaciones. En el artículo How to Communicate with Parents (Cómo comunicarse con los padres), ZERO TO THREE aconseja que «sintonizar con tus sentimientos es muy importante. Cuando no eres consciente de ellos, a menudo asoman su fea cabeza de formas que pueden interferir en el establecimiento de relaciones sólidas y positivas con los padres.» Ser consciente de cualquier frustración o sentimiento negativo antes de reunirse con la familia puede ayudarle a abordar la conversación con un sentido de la conciencia, de modo que pueda recordar hacer una pausa, reducir la velocidad y trabajar en pro de la conexión y la colaboración.
Entrar con apertura y curiosidad
Lo más importante que hay que recordar durante estas conversaciones es mantener una actitud abierta y el interés por comprender mejor las perspectivas de los padres y familiares. En lugar de abordar la conversación con frustración o juicio, piense en cómo puede colaborar y trabajar junto a la familia para apoyar las necesidades del niño. Recuerde hacer preguntas, evite interrumpir a los padres cuando estén hablando e intente comprender cómo ven ellos la situación.
Recuerde que la conversación no consiste en decirle a la familia lo que tiene que hacer, sino en encontrar una solución que funcione para todos y respete las necesidades únicas de la familia.
Finalizar con los siguientes pasos
Termine siempre la conversación con los siguientes pasos. En el caso de los educadores, puede tratarse de compartir recursos con la familia, ofrecer distintas opciones de apoyo al niño en el aula o introducir nuevas actividades que favorezcan el desarrollo. En el caso de las familias, los siguientes pasos pueden consistir en enviar a la escuela más artículos de consuelo con su hijo, replantearse su rutina matutina para facilitar la hora de dejar al niño o ponerse en contacto con otros servicios que apoyen las necesidades de su hijo.
Asegúrese de que todo el mundo está de acuerdo sobre lo que cabe esperar de cara al futuro y planifique un momento para volver a comprobar cómo se sienten todos con la evolución de los acontecimientos. Esto ayudará a mantener una línea de comunicación abierta y garantizará que todos compartan esperanzas y expectativas similares.