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Corregulación: Un enfoque para apoyar el desarrollo emocional de los niños pequeños

Ago 12, 2022    |   Apoyando el desarrollo socioemocional

Durante los primeros años de vida, los niños desarrollan importantes habilidades de autorregulación que les ayudan a gestionar sus emociones, necesidades y comportamientos. Durante este proceso de aprendizaje, los niños pequeños pueden expresar su frustración a través de rabietas, agresiones y otros comportamientos desafiantes, ya que se esfuerzan por hacer frente a sus sentimientos de manera eficaz. Un proceso llamado corregulación puede ayudar a los educadores y cuidadores a apoyar a los niños pequeños demostrándoles cómo es entender y gestionar las emociones.

¿Qué es la corregulación?

La corregulación es una herramienta que puede ser utilizada por los cuidadores para ayudar a los niños a aprender a reconocer y gestionar sus emociones y necesidades. Según un informe del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU., «la corregulación es la interacción cálida y receptiva y el apoyo, la estructura, el entrenamiento y el modelado proporcionados por los cuidadores para fomentar el desarrollo de la autorregulación en los niños.» La corregulación se produce cuando el educador observa el comportamiento del niño en busca de pistas sobre sus necesidades, utiliza un lenguaje sencillo para ayudarle a identificar y etiquetar sus sentimientos y, a continuación, ayuda a guiar al niño hacia la siguiente rutina. Por ejemplo, un educador puede notar que un niño pequeño muestra signos de cansancio antes de la siesta, frotándose los ojos, bostezando y cogiendo un peluche para acurrucarse. En respuesta, el educador podría decir: «Parece que te estás cansando. ¿Deberíamos empezar a prepararnos para la siesta?». A continuación, el educador ayuda al niño a colocarse en su colchoneta para la siesta, le frota la espalda durante unos minutos y le deja dormirse.

Cuando es utilizada por los proveedores de cuidados y aprendizaje, la corregulación ayuda a los niños pequeños a aprender a comprender, expresar y gestionar sus emociones. En un artículo titulado It Takes Two: The Role of Co-regulation in Building Self-Regulation Skills , ZERO to THREE explica que la corregulación «requiere que los profesores y los proveedores presten mucha atención a las señales que envían los niños, y que respondan con coherencia y sensibilidad a lo largo del tiempo con la cantidad justa de apoyo».

Cómo la corregulación apoya la autorregulación

Durante los años de la primera infancia, los niños todavía están desarrollando su capacidad de autorregulación. Están aprendiendo a manejar grandes sentimientos, a comunicar sus necesidades y a gestionar su comportamiento. El Instituto Nacional de Calidad de la Salud Infantil explica que «la autorregulación ayuda al niño a calmarse antes de una rabieta o a resolver un problema sin rendirse. Sin autorregulación, los niños tienen dificultades para desarrollar relaciones significativas, comunicarse recíprocamente y tener éxito en la escuela o el trabajo. Esto hace que la autorregulación sea esencial para el desarrollo de la primera infancia».

A través de la corregulación, los proveedores tratarán de proporcionar el apoyo suficiente para animar a los niños a trabajar en la gestión de sus sentimientos sin el apoyo de un adulto. Esto será diferente según la edad y el nivel de independencia de cada niño. En su informeLa corregulación del cuidador a lo largo del desarrollo las investigadoras y psicólogas clínicas Desiree Murray, Ph.D. y Katie Rosanbalm, Ph.D. destacan la forma en que las necesidades de apoyo a la corregulación de un niño cambian a lo largo de las primeras etapas del desarrollo. Comparten los siguientes ejemplos de corregulación para los que los niños pueden estar preparados a distintas edades:

  • En la infancia, los niños necesitan que los adultos gestionen casi todas sus necesidades, lo que significa que la corregulación requerirá que los cuidadores sean sensibles a las señales del bebé y lo calmen cuando esté molesto.

  • Los niños pequeños están desarrollando habilidades de movimiento y comunicación que les permiten tener más control sobre su cuerpo y sus propias necesidades. A esta edad, los educadores podrían utilizar la corregulación mediante el etiquetado de los sentimientos para ayudar a los niños a aprender a expresar sus emociones. También es la edad en la que podemos animar a los niños a que practiquen la espera de turnos.

  • En preescolar, los niños son capaces de utilizar habilidades de pensamiento más complejas, como la resolución de problemas y la toma de perspectiva. A esta edad, los cuidadores comunican las normas y entrenan a los niños mediante estrategias de autocontrol para que empiecen a sentirse cómodos con una mayor independencia.

Consejos útiles para la corregulación con niños pequeños

Un informe del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos,
Apoyar el desarrollo de la autorregulación en los niños pequeños
comparte los siguientes consejos para el éxito de la corregulación:

  • Empiece con el autocuidado. Trabajar con niños pequeños puede ser un trabajo difícil y exigente. Es importante practicar el autocuidado y la gestión del estrés para mejorar el propio bienestar y la capacidad de recuperación en el aula.

  • Establecer una relación cálida y receptiva con cada niño. El apoyo al desarrollo de habilidades de autorregulación de los niños pequeños se produce en el contexto de relaciones positivas y de apoyo. Una relación cálida con cada niño es la base de las prácticas de corregulación.

  • Crear un entorno tranquilo y estructurado. La mayoría de los días, los niños pequeños experimentan momentos normales de frustración y estrés. Como educadores, podemos amortiguar los efectos negativos de estas experiencias creando entornos tranquilos con rutinas diarias predecibles que ayuden a los niños a sentirse seguros y protegidos.

  • Responder con calidez en los momentos de tensión. Los niños necesitan más apoyo para la corregulación cuando están alterados y son incapaces de regular sus propias emociones. En estos momentos, mantener un comportamiento cálido, tranquilo y receptivo puede ayudar a los niños a calmarse.

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