COVID-19 ha sido estresante para todos, especialmente para los que trabajan en las aulas y en entornos de cuidado. Los educadores han tenido que lidiar con su propio estrés mientras cuidaban de niños pequeños en una época confusa.
Mientras reflexionas sobre este último año y sigues cuidando a niños pequeños, aquí tienes tres consejos rápidos para enseñar en tiempos difíciles. Los consejos que se incluyen a continuación proceden cada uno de diferentes artículos y recursos educativos que quizá te guste explorar cuando tengas tiempo.
«Libérate del anzuelo»
Christine Elgersma, es redactora jefe de medios sociales y recursos de aprendizaje en Common Sense Media, además de madre y antigua profesora. En una entrevista con Edsurge, Elgersma dijo…
«Para los profesores, es muy importante despreocuparse un poco. No va a ser perfecto. Y creo que hay lecciones dentro de las lecciones… Cuando hay problemas, [can be] estamos modelando la resolución de problemas. Si hay fallos, modelamos la perseverancia. Así que creo que hay muchas formas en que esta experiencia puede ser instructiva de maneras que quizá no esperemos y que quizá no formen parte del plan de estudios establecido.»
«Sé compasivo contigo mismo»
Darri Stevens es un antiguo miembro del cuerpo de Teach for America y un experimentado educador con másteres en Educación por la Universidad de Harvard y la Universidad de Stanford. En un artículo para Resilient Educator, Stevens recuerda a los educadores…
«Nada es normal en estos momentos, así que tira por la ventana tus expectativas cotidianas habituales. En tiempos abrumadores, hay mucho con lo que luchar cuando se trata de cambios e incógnitas. Resulta fácil pensar negativamente sobre ti mismo o sobre tus decisiones. En tiempos de crisis, necesitas darte espacio para reagruparte y restablecerte».
«No te tomes nada personalmente»
Melissa Roy es instructora y profesora desde hace más de 20 años. En su artículo para Edutopia, Roy escribe…
«El conflicto ocasional es inevitable, un subproducto del ser humano. Pero siempre puedo elegir hasta qué punto estoy dispuesto a participar en un conflicto… Nada de lo que digan o hagan los demás tiene que ver conmigo. Es una idea liberadora. Me esfuerzo por dirigir con compasión y aceptación en mi clase, dos claves para cultivar relaciones positivas con los alumnos. Pero cuando los chicos se enfadan, lo que ocurre a veces a pesar de mis mejores esfuerzos, intento no deprimirme ni ofenderme.»