Desde gatear y andar hasta correr y saltar, a los pequeños les encanta encontrar nuevas formas de hacer ejercicio y moverse. El movimiento físico no sólo ofrece a los niños pequeños una forma de ejercitar y fortalecer sus cuerpos en crecimiento, sino que también favorece el desarrollo de sus cerebros. A través del movimiento, los niños aprenden sobre la conexión cuerpo-mente, que es fundamental para el desarrollo de habilidades académicas, comunicativas y relacionales, entre otras. En este artículo exploramos los beneficios del movimiento en la primera infancia y las muchas formas en que la actividad física puede favorecer el aprendizaje.
Cómo el movimiento favorece el aprendizaje
Mientras los pequeños mueven el cuerpo, amplían su desarrollo cognitivo y aprenden una serie de destrezas que favorecerán el aprendizaje académico. Artículo de ZERO TO THREE,, En movimiento explica que «a través del movimiento, los niños desarrollan buenas habilidades de pensamiento y comunicación mientras exploran e interactúan con su mundo. El movimiento también refuerza la confianza en sí mismos. Los niños se sienten competentes, física y emocionalmente, cuando utilizan su cuerpo para comunicarse y resolver problemas.»
Primeras habilidades matemáticas
Un artículo para el Atlántico explica que el movimiento permite conectar los conceptos con la acción y aprender por ensayo y error. En el artículo, Nancy Carlsson-Paige, catedrática de educación infantil, analiza el impacto del movimiento lúdico y las actividades de construcción en las primeras habilidades matemáticas: «[En una clase ideal de educación infantil, los niños] consiguen materiales para una actividad, vuelven atrás y deciden qué más necesitan para lo que quieren crear, ven cómo funciona la forma de un bloque en relación con otro, si necesitan más, si está equilibrado, si tiene que ser más alto, si es simétrico. Todos estos conceptos matemáticos se desarrollan mientras los niños construyen y se mueven activamente».
Habilidades socioemocionales
Participar en movimientos compartidos con los compañeros puede ayudar a los niños a establecer vínculos sociales con sus iguales. A estudio realizado por Yovanka B. Lobo y Adam Winsler, de la Universidad George Mason, sobre los efectos de un programa preescolar creativo de danza y movimiento de ocho semanas de duración, reveló que los niños que participaron en el programa mostraron una mayor autoestima, así como mejoras en las habilidades de trabajo en equipo y comunicación.
Comunicación y competencias lingüísticas
En artículo para Community Plaything, la autora y experta en primera infancia Rae Pica escribe: «Cuando [children are] Si se les da la oportunidad de demostrar físicamente palabras de acción como pisar fuerte, abalanzarse, acechar o deslizarse, o palabras descriptivas como suave, fuerte, suave o enorme, la comprensión de las palabras es inmediata y duradera. (Durante las actividades de movimiento) las palabras se utilizan y se aprenden en contexto, en lugar de ser una mera colección de letras. Esto es lo que fomenta la alfabetización emergente y el amor por el lenguaje».
Formas sencillas de incorporar el movimiento a la rutina diaria
Muchos profesionales de la EPI ya incorporan el movimiento y la actividad física a su plan de estudios diario. Pasar tiempo al aire libre, bailar al ritmo de la música y jugar a juegos activos son formas estupendas de que los niños muevan el cuerpo de diferentes maneras. Si desea más consejos sobre cómo incorporar el movimiento a la rutina de su programa de ECE, puede que le gusten algunas de las sugerencias que se ofrecen a continuación.
- Incorpora el movimiento a la hora del corro. Muchos de nosotros cantamos canciones o leemos libros durante la hora del círculo, pero esta parte del día puede ofrecer oportunidades para incorporar la actividad física. Por ejemplo, considere la posibilidad de probar algunos estiramientos o posturas de yoga para ayudar a los niños a mover el cuerpo de formas nuevas. O añade pasos de baile fáciles de seguir para acompañar las canciones que tú y los niños cantéis juntos.
- Haz pausas cerebrales a lo largo del día. Cuando los niños realicen un trabajo sedentario, como escribir o dibujar, se puede considerar la posibilidad de hacer pausas cerebrales de 1-2 minutos para que los niños salten y se contoneen un poco. Esto puede sentar especialmente bien a los niños pequeños, ya que tienden a sentirse especialmente inquietos después de permanecer sentados durante periodos de tiempo.
- Juega a juegos sencillos y activos. Simon Says y Luz roja, luz verde son juegos divertidos e interactivos que animan a los niños a jugar juntos, practicar sus habilidades auditivas y seguir instrucciones, ¡todo ello mientras mueven el cuerpo!
- Celebra fiestas de baile. Cuando los niños están especialmente enérgicos, a veces una fiesta de baile es la mejor manera de poner sus cuerpos en movimiento. Pon alguna canción alegre y anima a los niños a saltar y agitar los brazos en alto. Bailar tiene la ventaja añadida de incorporar la música y la autoexpresión creativa al movimiento.
Recursos adicionales