Esta actividad con cubitos de hielo es perfecta para refrescarse en un día caluroso, a la vez que ayuda a los niños a aprender cómo interactúan los colores entre sí.
Esta actividad requiere muy poca preparación. Sólo necesitarás agua, pintura al temple (en amarillo, rojo y azul), recipientes de plástico y cubitos de hielo de colores fáciles de hacer. Si trabajas con niños más pequeños que podrían estar interesados en probar los cubitos de hielo, o si no tienes pintura al temple a mano, también puedes preparar esta actividad con colorante alimentario, pero ten en cuenta que los colores podrían no ser tan vibrantes.
Mezcla unos chorros de pintura (o unas gotas de colorante alimentario) con unos ¾ de taza de agua y viértelos en bandejas de cubitos de hielo. Déjelos reposar durante unas horas, o toda la noche. Una vez que el hielo esté congelado, prepare diferentes recipientes con dos colores diferentes en cada uno y anime a los niños a adivinar qué aspecto tendrá el agua cuando se derrita el hielo. Los niños pequeños podrán observar cómo cambian los colores, y algunos incluso disfrutarán metiendo las manos en el agua helada para añadir una experiencia sensorial divertida.