Durante décadas, los estudios de investigación han proporcionado pruebas de que las intervenciones preescolares de calidad pueden tener un impacto positivo en los logros educativos, el éxito en el mercado laboral y otras medidas de salud y bienestar. Ahora, un estudio de 2022 sobre Head Start muestra que estos beneficios continúan en la siguiente generación, lo que se traduce en mejores resultados en la vida para los participantes en Head Start y para los hijos de los participantes en Head Start.
El estudio, realizado por Chloe Gibbs, profesora adjunta de Economía de la Universidad de Notre Dame, y Andrew Barr, profesor asociado de Economía de la Texas A&M, apareció en el informe de investigación, ¿Rompiendo el ciclo? Efectos intergeneracionales de un programa contra la pobreza en la primera infancia , publicado en el Journal of Political Economy. Según Gibbs y Barr, «Demostramos que nuestras pruebas, junto con otros trabajos sobre los efectos a largo plazo del programa Head Start y los efectos a largo plazo e intergeneracionales de los programas preescolares modelo, refuerzan la importancia de las inversiones en la primera infancia tanto para los expuestos a los programas como para sus hijos.»
El estudio analizó los puntos de referencia a medio plazo que podrían explicar los beneficios intergeneracionales de los programas preescolares como Head Start. El primero de ellos era que los padres que habían participado en Head Start de niños tenían más probabilidades de matricular a sus hijos en centros preescolares. Las puntuaciones del entorno familiar también eran altas en los hogares con padres que habían asistido a Head Start, sobre todo en las subpuntuaciones de estimulación cognitiva y apoyo emocional. Entre los beneficios adicionales transmitidos a los hijos de los participantes en Head Start se incluían niveles más altos de autoestima; mayores logros educativos; y reducciones en la repetición de curso, el compromiso delictivo adolescente y la paternidad adolescente.
