La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó por primera vez una serie de directrices sobre el tiempo que los niños pequeños deben pasar sentados mirando una pantalla. Las directrices aconsejan que los niños menores de 1 año no pasen tiempo frente a una pantalla y que los niños de 2 a 4 años no pasen más de una hora al día frente a una pantalla.
El resumen de la revista Time de las directrices señala que coinciden con la recomendación de la Academia Americana de Pediatría de que los niños menores de 18 meses eviten las pantallas (salvo el uso de videochats). Sin embargo, una diferencia entre las dos directrices es que la Academia Americana de Pediatría subraya que, cuando los niños utilizan pantallas, es importante tener en cuenta que ver programas educativos de alta calidad, especialmente con el apoyo y la presencia de un adulto, puede ser beneficioso.
El artículo de The Atlantic que resume el consejo de la OMS señala que, al limitar el tiempo sedentario de los niños frente a una pantalla, les da más oportunidades para el juego activo y el desarrollo físico. Esto es importante, sobre todo a la luz de una encuesta de 2017 de Common Sense Media, según la cual la mitad de los niños de 3 a 5 años de Estados Unidos miran pantallas más de dos horas al día, y una cuarta parte de esos niños pasan más de cuatro horas diarias frente a una pantalla.
Una crítica a las directrices de la OMS es su énfasis en la cantidad de tiempo que se pasa frente a las pantallas, en contraposición al contenido que se ve. Sin embargo, el mensaje general de la OMS es importante: que los niños deben pasar más tiempo participando activamente en juegos que favorezcan el desarrollo físico, cognitivo y social, y poco o ningún tiempo sentados solos y mirando pantallas.