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Consejos para alimentar y fomentar el sentido de la curiosidad de los niños pequeños

La mayoría de los niños pequeños tienen un sentido natural de la curiosidad que les inspira a explorar su entorno, conocer gente nueva y probar cosas nuevas. Estas experiencias interactivas se convierten en oportunidades para que los niños aprendan sobre sí mismos y sobre el mundo que les rodea, y para que desarrollen nuevas habilidades y relaciones con los demás. Como educadores, podemos apoyar a los pequeños aprendices presentándoles nuevos objetos y actividades, y animándoles a que disfruten siendo exploradores curiosos.

El poder de la curiosidad

La curiosidad es un sentido de asombro y un espíritu de exploración que nos inspira a aprender y probar cosas nuevas. En los niños pequeños, la curiosidad abre la puerta al aprendizaje al motivarles a relacionarse con su entorno e interactuar con sus cuidadores y compañeros. Un artículo del programa de aprendizaje temprano de Penn State, Better Kid Care, destaca tres razones clave por las que la curiosidad es tan importante para los jóvenes estudiantes:

  1. La curiosidad motiva a los niños a probar cosas nuevas. Un fuerte sentido de la curiosidad puede inspirar a los niños a probar cosas nuevas y asumir nuevos retos. Esto refuerza su sentido del yo y la confianza en sí mismos, ya que se dan cuenta de que experimentan con nuevas habilidades y se extienden a nuevas personas.
  2. La curiosidad conduce al aprendizaje. Preguntarse por el mundo que les rodea anima a los niños a investigar y hacer preguntas. Aprender se convierte en una experiencia divertida y atractiva que allana el camino para que los niños desarrollen una motivación interna para seguir aprendiendo.
  3. La curiosidad genera entusiasmo. Al abrazar su curiosidad, los niños pueden disfrutar de experiencias lúdicas que fomentan la alegría, el asombro y la emoción. Es menos probable que se aburran, ya que aprenden que siempre hay cosas nuevas e interesantes a la vuelta de la esquina. Este sentido de la aventura puede servir de apoyo a los niños cuando se hacen mayores, ayudándoles a sentirse entusiasmados con el mundo en que viven.

Puedes encontrar información adicional sobre la conexión entre la curiosidad y el aprendizaje temprano en el artículo de G2K, Nueva investigación: La curiosidad en la primera infancia favorece los logros posteriores.

Etapas del desarrollo y curiosidad

La curiosidad puede expresarse de diversas formas, según la edad y la etapa de desarrollo del niño. A medida que los niños se vuelven más móviles, por ejemplo, descubren nuevas formas de seguir su curiosidad e interactuar con su entorno. A continuación se dan ejemplos de las formas en que los pequeños, desde el nacimiento hasta los 3 años, suelen demostrar su curiosidad en las distintas etapas del desarrollo.

Del nacimiento a los 9 meses

Durante los primeros meses de vida, los niños descubren el mundo en el contexto de las relaciones con sus cuidadores. Les interesan especialmente los objetos y las personas nuevas. Podemos observar que los bebés muestran su curiosidad observando a las personas de su entorno, investigando sus manos y pies metiéndoselos en la boca e intentando iniciar interacciones sociales con sus cuidadores sonriendo o tendiéndoles la mano.

7 meses a 18 meses

Alrededor de su primer cumpleaños, los niños experimentan un rápido desarrollo de su capacidad para ejercer el control físico, lo que les permite explorar e iniciar interacciones de forma más decidida. En esta etapa del desarrollo, podemos observar que los niños demuestran curiosidad explorando y manipulando objetos nuevos, o utilizando objetos familiares de formas nuevas. También puedes observar a un niño curioso que gatea o camina hacia un objeto o actividad nuevos e interesantes.

De 16 meses a 24 meses

Durante la primera infancia, los pequeños sienten cada vez más curiosidad por las nuevas experiencias y actividades que incluyen a compañeros y adultos. Podemos observar que los niños pequeños expresan curiosidad explorando activamente un nuevo entorno, intentando participar en nuevas experiencias e iniciando juegos con compañeros, hermanos o cuidadores. A esta edad, el juego sensorial también es placentero, por lo que verás que los niños pequeños se acercan a objetos de colores brillantes y formas y texturas interesantes.

De 21 meses a 36 meses

Los niños más mayores y los preescolares están ansiosos por utilizar sus habilidades sociales, lingüísticas y de movimiento recién desarrolladas para probar cosas nuevas y participar en actividades con sus compañeros. En esta etapa del desarrollo, los niños empiezan a demostrar su curiosidad participando en una gama más amplia de experiencias, como subirse a un gimnasio de la selva, montar en patinete, probar nuevos proyectos artísticos y unirse a juegos con grupos de niños.

Puedes encontrar más detalles e información útil sobre la curiosidad durante las primeras etapas del desarrollo en el Proyecto de Aprendizaje Temprano de Illinois.

Consejos para alimentar la curiosidad

En un artículo para la Escuela Superior de Educación de Harvard, la científica cognitiva e investigadora Elizabeth Bonawitz anima a los educadores a centrarse en crear momentos, situaciones e interacciones que provoquen curiosidad y generen una respuesta curiosa. A continuación encontrarás algunos consejos para crear momentos de curiosidad con los niños a tu cargo:

Ofrecer materiales abiertos

Los materiales abiertos son objetos, como bloques y cajas de cartón vacías, que pueden utilizarse de diversas formas. Estos objetos despiertan la curiosidad y la creatividad de los niños, haciéndoles pensar en las distintas formas en que podrían utilizar los objetos abiertos y averiguar cómo los incorporarán a su juego.

Los objetos naturales, como ramitas, hojas, palos, bellotas y otras cosas que se encuentran al aire libre, son una fuente de interés y curiosidad para muchos alumnos de primaria. Podemos animar a los niños observando, disfrutando y hablando con ellos sobre las variadas texturas y colores de la naturaleza.

Siga las indicaciones del niño

Una forma maravillosa de alimentar la curiosidad de un niño pequeño es seguir su ejemplo fomentando una exploración más profunda de las materias y temas que le interesan. Un artículo de CERO A TRES explica: «Los niños aprenden mucho más mediante actividades que capten su atención e imaginación. Si le gusta la música, pónsela a menudo, haced y tocad instrumentos juntos, bailad juntos. Si lo suyo son los bichos, dale una pala y una red. Busca libros sobre bichos y léele».

Curiosidad del modelo

Los niños aprenden mucho observando a los adultos de su vida. Podemos demostrar curiosidad iniciando conversaciones con los niños que incluyan afirmaciones y preguntas como «Me pregunto qué pasaría si…». «¿Cómo crees que ha llegado eso ahí?» o «¿Por qué crees que ocurre ___?». Este tipo de preguntas inspiran a los niños a pensar de forma creativa. Y, cuando los niños vean que los adultos de su vida se preguntan cosas sobre el mundo, querrán hacer más preguntas y hablar de las cosas que les causan curiosidad.

Responde a las preguntas de los niños

Los preescolares y los niños pequeños suelen tener muchas preguntas sobre cómo funcionan las cosas y por qué son como son. Cuando nos preguntan en voz alta, los niños nos comunican su curiosidad y nos hacen saber que confían en nosotros para que apoyemos sus intereses. Como educadores, podemos responder a sus preguntas con reflexión y honestidad. Incluso podríamos hacerles algunas preguntas de seguimiento para fomentar su curiosidad y apoyar su exploración.

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