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Edificando la inteligencia emocional: Ayudando a los niños pequeños a aprender a reconocer y a regular sus sentimientos

Dic 07, 2022    |   Apoyando el desarrollo socioemocional

Cuando pensamos en la transición al kindergarten, frecuentemente enfatizamos en la preparación académica e intelectual de los niños para llegar a la escuela primaria o elemental. Y aunque estas destrezas son importantes, hay también otro tipo de inteligencia, la inteligencia emocional, que los niños también necesitan para poder ser exitosos como estudiantes más allá de la niñez.

Las investigaciones confirman la conexión entre las habilidades de la inteligencia emocional temprana y los resultados positivos académicos. Como se resume en un artículo de NAEYC sobre inteligencia emocional, “Los niños con una inteligencia emocional alta son capaces de prestar más atención, de involucrarse más con la escuela y de tener relaciones más positivas y empáticas…Y también regulan mejor sus conductas y sacan mejores calificaciones.”

Entendiendo la inteligencia emocional

La inteligencia emocional nos permite pensar sobre nuestros sentimientos mientras analizamos las situaciones. Forman parte cuando reconocemos y regulamos nuestras emociones y cuando apoyamos la regulación emocional en los demás. Las destrezas y habilidades de la inteligencia emocional nos ayudan con las relaciones con los demás, además para navegar las adversidades y para aprender nuevas destrezas.

El papel de la inteligencia emocional en el desarrollo infantil

En el caso de los niños pequeños, la inteligencia emocional describe las destrezas emocionales fundamentales que los equipan para conectarse con los demás, para formar amistades, para enfrentar dificultades y retos y para aprender nuevas habilidades..

De acuerdo con un artículo de la Enciclopedia del Desarrollo Infantil Temprano, la inteligencia emocional está formada principalmente por tres componentes que se describen a continuación.

  1. Conocimiento. A medida que los niños comienzan a reconocer sus sentimientos, ellos se sintonizan mejor con sus emociones. Empiezan así a identificar lo que las causó y comienzan a reconocer la forma en que las diferentes interacciones, experiencias y situaciones pueden hacerlos sentir. 

  2. Expresión. Esto describe la habilidad del niño, no sólamente de reconocer lo que está sintiendo, sino también de comunicar sus experiencias emocionales con los demás. En la infancia temprana esto puede observarse a través de expresiones verbales, como por ejemplo “¡Me contenta ir a jugar afuera!” Los gestos son también expresiones importantes de las emociones en niños pequeños. Ejemplo de esto incluyen cuando un niño abraza a otro cuando lo vé y está contento por ello, o pisoteando o pataleando con sus pies cuando están enojados.

  1. Regulación. Usamos las habilidades de inteligencia emocional para regular y manejar nuestros sentimientos. Los niños, con el apoyo de sus cuidadores, pueden aprender a desarrollar estrategias que regulen sus sentimientos y emociones. Esto se hace más fácil con la experiencia a medida que el niño vá madurando.

¿Cómo pueden los educadores apoyar el desarrollo?

Una forma importante de apoyar a los niños pequeños mientras van desarrollando las habilidades que los ayudarán positivamente en su transición al kindergarten sería la de dar prioridad a la inteligencia emocional cuando se esté planificando el currículum. Abajo presentamos algunas ideas que usted podría intentar para tratar de ayudar a los pequeños que están bajo su cuidado a entender sus emociones mientras desarrollan sus habilidades de inteligencia emocional.

Reconocimiento y etiquetado de los sentimientos

Si usted se percata de que alguno de los niños que están bajo su cuidado está pasando por un momento de grandes emociones como rabia, frustración y hasta exaltación, háblele sobre lo que él o ella está sintiendo. Si el pequeño es verbal, hágale preguntas sobre lo que le está pasando y anímele a hablar sobre ello. Usted puede ayudar al pequeño a identificar y etiquetar sus emociones al darles voz, expresando algunas observaciones, como por ejemplo: “Estás desilusionado porque no pudiste jugar el juego que querías,” o “Todos estamos muy contentos porque hoy podemos salir a jugar afuera.”

Cuando reconocemos lo que los niños están experimentando le estamos dando validez a esas experiencias y les decimos que comprendemos lo que están pasando. Adicionalmente, cuando usamos palabras para describir sentimientos, estamos también introduciendo vocabulario emocional que ayudará a los niños a formar relaciones y a reconocer los sentimientos en los demás.

Ofrezca estrategias para manejar las emociones importantes

Para los pequeños las grandes emociones pueden ser abrumadoras. Como educadores alimentamos la inteligencia emotiva temprana cuando ayudamos a los niños a navegar y manejar sus sentimientos. En un artículo sobre resultados prácticos en la educación temprana se nos recuerda que, “Mientras todas las emociones son completamente válidas, no todas las conductas y sentimientos son aceptables, así que los niños (y los adultos) necesitan tener estrategias en mente para poder expresar sus sentimientos de manera apropiada y segura.” Podemos enseñarle y darle a los niños simples herramientas y acciones que pueden tener a la mano, por ejemplo, hacer respiraciones profundas cuando se sientan agobiados, o pisando fuerte cuando estén enojados. A continuación presentamos algunas estrategias para ayudar a los niños aprender a navegar sus grandes emociones.

  • Encuentre un lugar tranquilo. A veces puede ser de gran ayuda que los niños se tomen un descanso y se retiren de la persona, del lugar o de las cosas que los están abrumando. En un artículo de Primrose Schools se aconseja que cuando se tomen esos descansos, éstos no deben interpretarse como castigos; por el contrario, debe ser “una oportunidad para que el niño recobre su compostura y equilibrio” durante la cual puede “colorear, leer y jugar hasta que se sienta un poco más calmado.”

  • Tomar respiraciones profundas. Anime a que los niños se enfoquen en su respiración. Esta es una herramienta de gran ayuda cuando los niños se sienten ofuscados. De hecho, existe un nuevo estudio de Stanford donde se encontró que tomar algunas respiraciones lentamente, inhalando profundamente y exhalando largamente reduce los niveles de estrés en los niños. Este video de un minuto de Stanford muestra cómo podemos enseñarle a los niños a enfocarse en la respiración pretendiendo estar oliendo una flor mientras se inhala, y luego soplando una vela en un pastel de cumpleaños para exhalar.

  • Use humor. En un artículo de los archivos de G2K, compartimos cómo la risa puede ser una herramienta de gran utilidad cuando los niños se sienten ansiosos o abrumados. Hacer tonterías es una manera fabulosa para disipar las tensiones y mejorar el estado de ánimo. Usted puede leer un cuento con una voz divertida o puede ponerse la cobija sobre la cabeza. El humor ayudará a todos a calmarse después de un momento de frustración.

Modele las herramientas de la inteligencia emocional

Como educadores y proveedores de cuidados podemos modelar las herramientas de inteligencia emocional para los niños que están bajo nuestro cuidado. Los niños aprenden mucho cuando observan lo que hacen los mayores y cómo interactúan entre ellos, además de cómo responden en las diferentes situaciones.

En un artículo de NAEYC sobre las series de prácticas apropiadas durante el desarrollo se explica que “las emociones son parte integral de nuestro trabajo como maestros y tienen un impacto importante en la efectividad de nuestra enseñanza…además de sobre la conducta de los niños. Los maestros de educación temprana en niños necesitan tener una inteligencia emocional elevada para poder hacer frente a los estresantes del trabajo y para servir como modelos positivos para los pequeños bajo nuestros cuidados.” El artículo da recomendaciones específicas a los proveedores de cuidados tempranos que quieren ponerse a tono con sus propios sentimientos, de manera que puedan ser mejores comunicadores:

  • Asegúrese de prestar atención en cómo usted se comunica. Piense en cómo le habla a los niños, a los padres, a los miembros de la familia y a los colegas. Considere su tono de voz, su expresión facial, la escogencia de sus palabras, el volúmen, el lenguaje corporal y cómo todo ello puede estar siendo afectado por sus sentimientos y su estado de ánimo.

  • Al final de cada día, mientras empaca y guarda sus cosas, tómese un momento para reflexionar sobre cómo fue el día. Piense sobre lo que fue bien y sobre las cosas que pueden mejorar: ¿Hubo alguna parte en el día que fue especialmente difícil para usted o para los niños que están bajo su cuidado? ¿Cuál fue su reacción, cómo respondió? ¿Qué aprendió? ¿Qué hará diferente la próxima vez? 

  • Si usted trabaja en un centro donde hay otros salones de clases, tómese un tiempo para visitarlos y observar. Note las maneras positivas y negativas en cómo los maestros reaccionan a las situaciones y use sus observaciones para reflexionar sobre su propia clase.

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