Un espacio para que los pequeños se disfracen y jueguen a fingir es una parte especial de las aulas de aprendizaje temprano, y uno de los favoritos de muchos niños pequeños. Estos espacios pueden organizarse de distintas maneras: algunos pueden tener un tema concreto, como una casa de juguete, una consulta médica o un restaurante, mientras que otros pueden ser más sencillos, con unos cuantos accesorios, como muñecos, teléfonos de juguete y complementos (sombreros, bolsos, bufandas) para disfrazarse.
Los centros de juego dramático ayudan a los niños a ser creativos a la vez que desarrollan importantes habilidades cognitivas y socioemocionales. Un artículo publicado en el Journal of Childhood Studies por la profesora de ECE y antigua maestra de jardín de infancia, Janine Hostettler Scharer PhD, explica la conexión entre el juego dramático y los objetivos de aprendizaje del desarrollo: «…el niño necesita seguir las reglas del juego y los niños se vigilan constantemente unos a otros. El juego también ayuda a descentrarse, ya que los niños aprenden a adoptar la perspectiva de los demás y a mirar los objetos a través de los ojos de su compañero de juego… El juego también influye en la motivación del niño, ya que éste aprende a fijarse objetivos a corto y largo plazo en el juego. Para jugar a los aviones, hay que crear billetes y pasaportes, y puede que el juego no empiece hasta que todo esté listo».
Área abierta para el tiempo en círculo y las reuniones