Morder es una de las conductas más frecuentes de los niños pequeños.
Mientras esta conducta puede ser frustrante, desafiante y, a veces, preocupante, hay maneras en las que podemos apoyar al pequeño que presenta este comportamiento. Para poder hacerlo es importante considerar la perspectiva del niño y el porqué está mordiendo. También debemos considerar en qué etapa de su desarrollo están para responder de manera sensible, apropiada y productiva.
Niños pequeños que muerden: Encontrando la respuesta correcta, “Los niños que muerden lo hacen para hacerle frente a alguna dificultad o para satisfacer alguna necesidad…Tratando de entender las causas detrás de la acción de morder ayudará a encontrar la respuesta más efectiva. Esto hará que su respuesta sea más efectiva para eliminar esa conducta.”
Algunas de las posibles razones detrás de ese comportamiento se listan a continuación:
Para prevenir que el niño muerda en el futuro sería recomendable considerar con más profundidad qué fue lo que pasó cuando el niño había mordido en el pasado. Considere la situación de aquel momento, qué niños estaban presentes y lo que estaban haciendo.
NAEYC sugiere que la observación es la clave para el entendimiento de los niños bajo nuestro cuidado. Tomar notas cuando el acto de morder ocurre nos podrá ayudar a encontrar patrones y a identificar cuáles podrían ser las causas de esta conducta.
Lo más importante es mantener la calma y no dejar que el niño vea nuestra frustración, irritación o preocupación, que son sentir normales cuando observamos esas conductas, pero responder emocionalmente no es una buena idea cuando trabajamos con niños pequeños. Tómese un momento para asegurar que sus emociones están bajo control y responda con una voz firme y calmada, explicando que morder duele.
Chequee al niño que fue mordido. De acuerdo con Zero to Three, “Con frecuencia, cuando un niño muerde, los adultos tienden a prestarle mucha atención. Esto, generalmente, es considerado como atención negativa, y aún así puede ser muy reforzante y puede causar que la conducta de morder continúe en lugar de pararla. Cuando…(adultos) cambian su enfoque y energía hacia el niño a quien mordieron, claramente están comunicando que morder no resulta en más atención. Mostrar consternación y solidaridad hacia el niño mordido también enseña empatía.”
En el ambiente de un grupo a quienes se cuidan sería beneficioso para los cuidadores pasar tiempo adicional con el niño que ha sido la víctima de la mordida. Pasar tiempo 1:1 time permite que el niño reciba la atención individual que él o ella esté deseando. Estos momentos pueden ayudar a que el niño se tome un descanso de la gran estimulación del grupo y que le permitirán tener una interacción positiva con el cuidador. También esos momentos le pueden servir al cuidador para desarrollar una relación con el niño que no estén centradas alrededor de las mordeduras u otras conductas agresivas. Los niños que tienden a morder son etiquetados frecuentemente como “los mordelones”, y comienzan a recibir únicamente atención negativa cuando muestran ese comportamiento. Es importante no etiquetar a los niños y también asegurar que ese pequeño reciba atención positiva y reforzamiento con sus conductas más deseadas.
Conforme a NAEYC, es importante “tener expectativas apropiadas de acuerdo a la edad del niño y su conducta basadas en sus habilidades y destrezas del momento.” Otras recomendaciones de NAEYC incluyen:
Zero to Three recomienda las siguientes respuestas apropiadas de acuerdo al desarrollo del niños:
Si morder se convierte en un hábito y los intentos positivos de guiar al niño con ese problema no son efectivos, organice una reunión con los padres. Es importante que ambos padres y los cuidadores estén en la misma posición con respecto al niño mordedor y deberán crear un plan y tener una respuesta consistente tanto en la escuela como en el hogar.