Los profesionales del aprendizaje temprano pasan varias horas al día con los niños a su cargo, durante las cuales tienen la oportunidad de desarrollar relaciones profundas y significativas. A lo largo del camino, los educadores aprenden sobre los gustos y disgustos de cada niño, así como sobre lo que les motiva. La conexión puede convertirse en algo natural para los proveedores, que a menudo son capaces de anticiparse a las preferencias de los niños incluso antes de que las verbalicen.
¿Se ha preguntado por qué algunos niños son fáciles de llevar, mientras que otros tienen constantemente reacciones fuertes? ¿Por qué un niño se adapta a una nueva actividad con facilidad, mientras que otro se siente constantemente molesto por el cambio?
La forma en que los niños experimentan y responden al mundo que les rodea se denomina temperamento. Entender el temperamento de cada niño puede ayudarnos a configurar el entorno de nuestras aulas para apoyar de la manera más eficaz a los niños que tenemos a nuestro cargo. Cuando aprendemos sobre el temperamento, vamos más allá de saber cómo va a reaccionar un niño y empezamos a entender por qué.
Entender el temperamento
Según Zero to Three, el temperamento «es el conjunto de características -intensidad emocional, reactividad sensorial, nivel de actividad, adaptabilidad, persistencia- que hace que cada uno de nosotros sea único.» El temperamento tiene una base biológica, según el modo en que el cerebro y el sistema nervioso de cada persona están conectados de forma única. El temperamento no es algo que ocurra como resultado de las experiencias del niño, sino que está presente desde el nacimiento.
Tipos de temperamento
Los términos utilizados para describir los tipos de temperamento varían según la organización y el estudio de investigación, generalmente se dividen en cuatro categorías. A continuación se presenta la definición de cada categoría según la Dra. Alicia Lieberman, en su libro, La vida emocional del niño pequeño:
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Alta actividad: Los niños con un alto nivel de actividad tienen mucha energía y necesitan tiempo para correr y estirar las piernas a lo largo del día.
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Lento para calentar: A menudo, describimos a estos niños como «tímidos». Los niños que tardan en entrar en calor pueden necesitar varias veces conocer a una persona nueva o estar en un entorno nuevo antes de sentirse cómodos.
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Fácil: Se trata de un niño que tiene reacciones leves a los cambios o a las personas nuevas, y es bastante fácil de llevar. Este niño no tiene grandes reacciones y no se altera fácilmente.
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Intenso: Un niño intenso tiene grandes emociones y se frustra fácilmente. Los niños con un temperamento intenso son muy sensibles, reaccionan rápidamente y pueden ser difíciles de calmar.
Al examinar los tipos de temperamento, es útil recordar dos aspectos particulares del mismo. La primera es que no todos los niños entran en cada una de estas categorías. Cada niño es único, y algunos pueden mostrar signos de más de un temperamento. En segundo lugar, ningún temperamento es mejor o peor que los demás, ya que todos los niños son singularmente especiales. Aunque algunos temperamentos pueden ser más fáciles de trabajar que otros, es importante que celebremos a cada niño por lo que es.
Cuestiones a tener en cuenta