Antes de la aparición de la pandemia y cuando pensábamos en la preparación de nuestros niños para el kindergarten, nuestro enfoque era principalmente en las habilidades académicas entre las que se encontraban aprender a contar y a escribir sus nombres. Como educadores queríamos estar seguros que para el momento en que estos pequeños estuviesen en pre-escolar los involucramos en actividades que los ayudarían a desarrollar sus habilidades de asuntos relacionados con las aulas y esperábamos que supieran lo que necesitaban para su transición hasta la escuela primaria.
A medida que vamos saliendo de la pandemia nos damos cuenta que las necesidades de aprendizaje de nuestros niños han cambiado. Estos niños, después de haber estado en sus casas por muchos meses acompañados únicamente por familiares, muchos de ellos tienen dificultades para adaptarse a grupos más grandes, y ésto puede ser agobiante para ellos. Los niños no están acostumbrados a participar socialmente con otros niños y podrían tener necesidad de apoyo fundamental en áreas sociales y emocionales antes de involucrarlos con aprendizaje más académico.
En este artículo compartiremos sugerencias para los educadores y los cuidadores que buscan entender y apoyar las necesidades de los pequeños en estas situaciones únicas de desarrollo post-pandémico.
La importancia del bienestar emocional
Como educadores sabemos que los niños aprenden mejor si se sientes seguros y cuidados. Los niños que tienen ansiedad , estrés, o que están preocupados no serán capaces de intentar nuevas cosas o tomar riesgos necesarios para aprender. La pandemia ha colocado a los niños en situaciones donde experimentan ansiedad y están bajo un alto nivel de estrés, incluyendo cambios súbitos de rutinas, pérdida de interacciones sociales con amigos y vecinos y hasta enfermedades y pérdidas de algún miembro familiar debido al COVID. Todo esto impacta el desarrollo del cerebro de los pequeños y su habilidad para aprender.
Jackie Mader, una antigua maestra de educación especial y periodista de ECE nos explica cómo las experiencias estresantes pueden afectar e impactar el desarrollo del cerebro cuando los niños están pequeños: “Cuando los niños están expuestos a los factores estresantes contínuamente durante los primeros años de sus vidas ocurren en momentos claves del desarrollo del cerebro, y esas experiencias pueden tener efectos duraderos…SI no existe el apoyo de los cuidadores que puedan abordar esas necesidades y los ayuden a regular sus emociones, los niveles de cortisol en el niño se mantendrán elevados. Esto puede resultar en dificultades para realizar funciones ejecutivas y toma de decisiones, para lidiar con las complejidades académicas y también asuntos de comportamiento.”
Es por ello que es especialmente importante poner el bienestar emocional y mental de los niños en lo más alto de la lista de prioridades de su clase. Mientras muchos educadores sienten la presión de asegurarse que los niños alcancen las etapas de desarrollo propias de cada edad o que demuestren estar listos para el kinder, es también importante recordar que la sensación de seguridad emocional es fundamental para todo desarrollo de aprendizaje. Al ocuparnos primero y apoyar el bienestar emocional y mental de los niños haremos posible que progresen con éxito social, física y académicamente.
¿Cómo apoyar a los niños?
El paso más importante y fundamental que podemos hacer por nuestros niños es encontrarlos donde están. Eso quiere decir que debemos reconocer y aceptar que ese punto de inicio es diferente para cada niño y que depende de la edad de éste, la etapa de su propio desarrollo y las experiencias que haya tenido durante los años de disrupción por el COVID. Los siguientes recursos e ideas pueden ayudarle a conectarse con los niños que están bajo su cuidado, apoyar sus emociones y ayudarlos a que aprendan a navegar sus sentimientos.
Rutinas de Bienestar y Seguridad
El mantenimiento y la constancia de rutinas predecibles para los niños bajo su cuidado los ayudará a ganar la sensación de seguridad. El saber qué esperar a través del día puede ser especialmente beneficioso sobre todo después de las incertidumbres y la falta de predictibilidad que se experimentó al comienzo del COVID.
Rachel Supalla, una educadora de ECE, directora e instructora ha ayudado a los niños en su centro a sentirse cómodos y bienvenidos invitándolos a traer algún objeto que les reconforte, como su peluche preferido, para ayudarlos con la transición del hogar a la escuela. Asignar espacios seguros dentro del mismo salón de clases les dará a los niños una opción cuando se sientan abrumados o necesiten un receso.
Incorporando Conciencia Plena
Un artículo del instituto Child Mind Institute explica que “la incorporación de prácticas de conciencia plena en las rutinas diarias pueden ayudar a calmar la ansiedad y a formar habilidades para hacerle frente.” Esto puede ser tan sencillo como tomarse tiempo para prestar atención de donde se está, lo que usted está experimentando, y cómo se está sintiendo. Actividades como soplar burbujas y describir los colores y las texturas de ellas son simples ejemplos de estimular la conciencia plena. Notar y describir las burbujas u otros objetos puede ayudar a los pequeños a estar más conscientes de sus sentimientos y los ayudará a practicar comunicar sus propias emociones.
Para otros ejemplos sobre actividades de conciencia plena, disfrute del artículo, Una recopilación de actividades de conciencia plena para niños en edades comprendidas entre 3 y 5 años, que está disponible en inglés, español, francés, portugués y árabe.
Un enfoque informado sobre trauma
Al incorporar prácticas de conocimiento sobre trauma en nuestros programas de primera infancia nos ayudará a apoyar a los niños que están saliendo de los impactos, frecuentemente traumatizantes, de la pandemia.
Adam D. Brown, PsyD, profesor clínico asistente del Departamento de Psiquiatría de Niños y Adolescentes del NYU y miembro del Centro de Estudios de Niños, indica que “los eventos traumáticos son situaciones que típicamente están fuera de nuestro control, lejos de nuestras experiencias cotidianas y que nos causan un sentimiento parecido como si nuestras vidas y las de los demás están en peligro…la pandemia del COVID-19 es ciertamente un evento inusual e inesperado que ha causado que muchos se preocupen.”
Dr. Brown ofrece las siguientes sugerencias para usar el lente de estar informado sobre traumas para ayudar a apoyar el bienestar emocional de los niños:
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Crear oportunidades de estar presente. Pregúntele a los niños cómo están y cómo se sienten. Estas no tienen porqué ser conversaciones largas, simplemente oportunidades cortas para chequear durante las actividades, por ejemplo, durante tiempo de círculo o cuando llegan en las mañanas.
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Identifique y hable sobre los sentimientos. Cuando los niños están molestos o enojados, use un lenguaje para describir y validar sus experiencias emocionales. Usted podría decir cosas como, “Tú estás realmente frustrado con todos estos cambios. Ha sido muy intenso,” y después dele un abrazo o cualquier otra forma de consuelo que lo ayude a procesar ese sentimiento.
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Preste atención a sus propias reacciones. Los niños son muy sensibles y conscientes de las reacciones de sus padres y de sus cuidadores. Cuando los mayores están enojados, los niños también se enojarán. Usted podrá ayudar a los niños a que le hagan frente a esas situaciones al asegurarles que usted se está ocupando de cuidarse y de gestionar sus propios sentimientos. Usted también podría hablarle a los niños de qué y cómo se calma usted, por ejemplo, haciendo respiraciones profundas, cerrando los ojos o escuchando música. Compartir su propia experiencia es una manera fabulosa de modelar actividades que suavizan sentimientos negativos fuertes.