Los años de los niños pequeños están llenos de crecimiento, curiosidad y exploración. Los educadores que cuidan de los más pequeños a esta edad tienen una oportunidad única de proporcionar un apoyo que nutra las bases del niño para un desarrollo y aprendizaje continuos. En este artículo, exploramos enfoques para el cuidado y la educación de los niños pequeños que incorporan interacciones reflexivas y experiencias de aprendizaje atractivas para apoyar un desarrollo saludable durante estos importantes primeros años.
1. Crea oportunidades para la exploración sensorial
Muchos niños pequeños disfrutan de las oportunidades de aprendizaje sensorial mediante la exploración táctil. Utilizar los dedos y las manos para aplastar una bola de plastilina o dibujar formas en la arena ayuda a los niños a desarrollar los músculos y las habilidades motoras que más tarde utilizarán para sujetar lápices para escribir. Cuando hablamos con los pequeños mientras participan en el juego sensorial, consiguen oír y utilizar nuevas palabras para describir lo que están haciendo (tirar, cavar) y lo que están experimentando (frío, suave, áspero).
Podemos fomentar la exploración sensorial de muchas maneras, como invitando a los niños a ayudar a preparar una receta, instalando un cubo sensorial en el aula o haciendo que los niños participen en proyectos artísticos que incorporen una variedad de texturas. Si buscas más inspiración para actividades sensoriales, puede que te guste este artículo de los archivos de G2K, Actividades sensoriales para niños pequeñosque comparte diversas experiencias sensoriales de bricolaje.
2. Fomentar la creatividad mediante el juego abierto
El juego abierto es un tipo de juego no estructurado en el que se ofrecen materiales a los niños para que los utilicen como quieran. No hay un resultado predeterminado en las actividades de juego abierto, así que los niños son libres de seguir su imaginación mientras crean y exploran.
Jugar y construir con bloques, Legos o Magnatiles es una actividad abierta que divierte a los niños pequeños a la vez que es rica en oportunidades de aprendizaje. Puedes colocar más de un tipo de objeto, como bloques y animalitos de plástico, u ofrecer a los niños una variedad de piezas sueltas ¡que pueden utilizar de formas nuevas e interesantes! Este tipo de juego no estructurado invita a los niños a ser creativos, utilizar la capacidad de resolver problemas y expresarse.
3. Incorpora el movimiento físico
Durante la primera infancia, ¡los pequeños están en movimiento! Aprovechar esta energía natural y el deseo de movimiento físico es una forma estupenda de apoyar el desarrollo de los niños pequeños en los programas de atención y aprendizaje tempranos. En artículo de ZERO TO THREE explica que “el movimiento no sólo es importante para ayudar a los niños a crecer físicamente fuertes y sanos. También es un factor clave en su desarrollo general. A través del movimiento, los niños desarrollan buenas habilidades de pensamiento y comunicación mientras exploran e interactúan con su mundo. El movimiento también fomenta la confianza en sí mismos. Los niños se sienten competentes, física y emocionalmente, cuando utilizan su cuerpo para comunicarse y resolver problemas.”
Podemos fomentar el movimiento en las aulas de aprendizaje temprano poniendo música y celebrando una fiesta de baile, dando un paseo al aire libre o montando una sencilla carrera de obstáculos en tu patio o aula. Si buscas más formas de incorporar el movimiento a las actividades de tu aula, puede que te gusten estos artículos G2K de los archivos:
4. Promover la independencia
Cuando los niños entran en la primera infancia, empiezan a desarrollar un sentido de sí mismos, junto con sus propias opiniones e ideas. Esta importante etapa del desarrollo cognitivo y socioemocional del niño puede fomentarse estimulando su independencia.
En los entornos de aprendizaje temprano, podemos animar a los niños a sentirse independientes invitándoles a ayudar en las tareas del aula, como limpiar lo que ensucian, ponerse sus propios zapatos o chaquetas para salir al exterior y hacer sus camas para la siesta. A los pequeños les encanta encontrar formas de ayudar, y animarles a que demuestren su capacidad para ser ayudantes aumenta su confianza en sí mismos.
5. Hablar de sentimientos
Como saben los proveedores de atención y aprendizaje tempranos, la primera infancia es una época de grandes sentimientos. A esta edad, el cerebro de los niños aún está desarrollando las habilidades emocionales necesarias para regular las emociones. Cuando los niños pequeños experimentan grandes sentimientos, podemos hablar con ellos sobre sus emociones para que aprendan técnicas para gestionarlas. Podrías decir algo como: “¡Veo que ahora estás muy enfadado! Tomemos un descanso de unos minutos y volvamos cuando te sientas más tranquilo”. Esta interacción etiqueta los sentimientos del niño, lo que le ayuda a desarrollar su vocabulario emocional, al tiempo que le ayuda a aprender la importancia de tomarse un descanso para autorregularse.
Otras herramientas para ayudar a los niños pequeños a calmarse y poder gestionar sus sentimientos son: respirar profundamente, abrazar animales de peluche o salir un momento al exterior.