Como educadores, nuestra actitud tiene un gran impacto en los niños que cuidamos. Cuando entramos en el salón de clases con una actitud positiva, eso ayuda a crear un ambiente mucho más jovial en nuestra clase además de crear un espacio seguro en que los niños se sientan con la libertad de explorar y de aprender. En este artículo compartimos los beneficios de mantener ese ánimo positivo y también algunas prácticas para crear programas y clases más felices.
¿Cómo se ve la positividad en el salón de clases?
Tener una buena actitud no significa que no habrá dificultades. Todos tenemos días malos y a veces no sentimos que estamos en el mejor de los días. Mantener el positivismo en la clase implica encontrar maneras saludables para lidiar con el estrés de forma que no impacte nuestra interacción con los niños.
Positividad también significa encontrar el lado bueno en las situaciones difíciles. Lo más probable es que usted encuentre dificultades en su trabajo, pero éstas también pueden significar oportunidades para descubrir nuevas estrategias para las actividades y las rutinas en el salón de clases. Tratar de encontrar esos espacios positivos ayuda a mantener una clase felíz, y sirve para demostrarle a los pequeños que se puede salir adelante a pesar de las adversidades.
Mr. Rogers (productor y actor muy conocido en los Estados Unidos) con frecuencia le decía a adultos y niños que estaba bien sentirse como uno se sentía, pero lo que es importante es lo que hacemos con esos sentimientos. Nos recordaba a quienes trabajamos con niños que es importante demostrarles que “se pueden sentir enojados, pero eso no quiere decir que se deben hacer daño a spi mismos o a alguien más. Siempre hay muchas maneras de expresar los sentimientos de manera positiva y sana.”
¿Por qué importa todo ésto?
Su ánimo positivo se contagia
Su comportamiento en el salón de clase o con su programa tiene un impacto significativo en el estado de ánimo en general de los niños y el espacio, y cuando usted entra en el aula con alegría, esa energía positiva se transmite..
Jon Gordon, autor de The Power of Positive Leadership [El poder del liderazgo positivo], apunta que “Las sonrisas sinceras, las palabras cordiales, los estímulos y las energías positivas contagian a las personas de buena manera. Por el contrario, los estudiantes también captan su mal humor…Así, usted puede escoger cómo venir a la escuela cada día. Cuando usted escoge venir con energía positiva, esa actitud favorable tendrá un impacto provechoso en sus estudiantes, y en última instancia, en la cultura de su escuela. Sus estudiantes recordarán muy poco lo que usted les dijo, pero sí se acordarán en un 100% de cómo les hizo sentir.”
Las interacciones positivas crean un ambiente seguro para el aprendizaje
Las interacciones positivas con los niños los ayudan a tener más motivación al crear un ambiente seguro, de apoyo y de estímulo para su aprendizaje. Cuando les damos consuelo en sus momentos difíciles, o los elogiamos cuando han alcanzado algún progreso, ellos se sienten seguros, valorados y cuidados. Estas interacciones positivas ayudan a tener mejores relaciones con los niños y, en definitiva,, los ayudarán en su formación.
Prácticas que ayudan a crear actitudes más positivas
-
Encuentre el humor en las dificultades. Lo cierto es que trabajar con niños es impredecible. Habrá momentos en que lo que planificó no funciona, y está bien. Busque la oportunidad de reírse de las tonterías que ocurren cuando estamos con los pequeños. Cuando una actividad no resulte como la planeó, o cuando las cosas se caigan a pedazos..¡la mejor medicina puede ser la risa!
-
Traiga objetos “felices y graciosos” a la clase. ¿Qué le da a usted felicidad? Si a usted le gustan las flores, traiga flores a su salón y póngalas a la vista de todos. A lo mejor a usted le gusta ir de senderismo, o su mascota, o compartir tiempo en familia…Puede traer fotos de sus cosas favoritas al aula, y eso le dará motivos de alegría y positividad durante su día.
-
Háblele a los niños sobre sus sentimientos. Los niños aprenden mucho con nuestro comportamiento. En situaciones difíciles, podemos hablarles acerca de cómo nos sentimos y cómo manejamos nuestras emociones. Por ejemplo, si usted tenía una actividad planificada que no le funcionó, converse con los chiquitos sobre ello: “Hoy me siento un poco triste porque no pudimos realizar el proyecto que tenía en mente. Uno puede sentirse desilusionado cuando uno está emocionado con algunos planes y no funcionan. Pero, tengo otra idea para otros juegos divertidos que podemos jugar cuando tengamos tiempo libre.”
-
Permítase tiempo y espacio para procesar sus sentimientos. Por más que tratemos de estar siempre positivos, habrá días que serán más difíciles. Si usted tuvo una mañana muy ajetreada en casa antes de venir al trabajo, por ejemplo, tómese un tiempo antes de entrar en su salón de clases para desahogarse y relajarse. Respire profundamente y reconozca sus sentimientos antes de comenzar su día en la clase con los pequeños.
-
Celebre las victorias. Los chiquillos nos recuerdan que debemos regocijarnos con las pequeñas cosas, Cuando nos enfocamos en las buenas, nos ayuda a sentirnos más positivos, especialmente durante tiempos difíciles. Comparta historias buenas con los padres vía correo electrónico y mediante boletines, y mantenga un diario de gratitud para tener un registro de todos esos momentos especiales.