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Los movimientos inteligentes de Carla Hannaford: Por qué aprender no está todo en tu cabeza

Jun 28, 2019    |   Movimiento y habilidades motoras

Un reciente interés por la atención plena y las prácticas meditativas ha arrojado luz sobre la importante conexión entre cuerpo y mente. Los investigadores de la educación han explorado más a fondo para comprender mejor la relación entre la actividad física y el proceso de aprendizaje. Un libro que está a la vanguardia de estas conversaciones es el de Carla Hannaford Smart Moves: Por qué aprender no está todo en tu cabeza. Su texto explora la investigación en neurociencia, educación y desarrollo infantil para comprender cómo aprendemos y cómo el movimiento puede ayudarnos a aprovechar todo nuestro potencial.

Cómo nos ayuda a aprender movernos, según Carla Hannaford

Según Hannaford, el movimiento es esencial para el desarrollo de nuestro cerebro y nuestra capacidad de aprender. El aprendizaje y el pensamiento se producen cuando experimentamos cosas nuevas, utilizamos nuestros sentidos para investigar y luego utilizamos estas experiencias para comprender mejor nuestro mundo. Hannaford explica que el aprendizaje requiere movimiento porque el proceso de aprendizaje no se completa totalmente hasta que los pensamientos se conectan con una acción física y personal (como hablar, escribir o dibujar) que pueda expresar el nuevo conocimiento.

«El aprendizaje no está todo en la cabeza. La expresión activa y muscular del aprendizaje es un ingrediente importante» (p 99). El movimiento también ayuda al corazón y a los pulmones a suministrar oxígeno al cerebro, lo que es esencial para una función cerebral óptima.

Integrar el movimiento y el aprendizaje

Hannaford recuerda a los lectores que hablar y escribir son en realidad habilidades sensoriomotoras que ayudan a muchas personas a «anclar el pensamiento». Hablar sobre las ideas nos ayuda a organizar y explorar más nuestro pensamiento, y el movimiento de hablar en realidad ayuda a solidificar los pensamientos en las redes nerviosas del cerebro. Del mismo modo, el movimiento físico de la escritura nos ayuda a establecer conexiones entre nuestros pensamientos. En clase, se puede animar a los niños pequeños a que compartan verbalmente sus pensamientos tras aprender una nueva idea, y a los niños mayores a que escriban sus ideas.

El juego dramático o de simulación es una buena forma de que los niños aprendan hablando y moviéndose, mientras representan experiencias sociales. Cuando los niños practican el juego dramático en grupo, aprenden a trabajar en equipo, a turnarse, a empatizar, a comunicarse y a transigir. En el juego dramático, los niños prueban nuevos enfoques e ideas mientras fingen ser alguien distinto de ellos mismos. Hannaford comparte que «el tiempo entre los dos y los cinco años es una etapa crucial para el desarrollo cognitivo de los niños, ya que aprenden a procesar la información y a expandirla en creatividad» (p 72).

Sobre el autor

La Dra. Carla Hannaford es bióloga, autora y educadora con más de cuarenta años de experiencia en las aulas como profesora y orientadora. Ha publicado varios libros, entre ellos Movimientos inteligentes, El Factor Dominio, Despertar el Corazón Infantily mucho más. Para saber más sobre Hannaford, haz clic aquí para visitar su sitio web.

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