Las habilidades comunicativas tempranas contribuyen a la capacidad del niño para prosperar en los entornos de aprendizaje más estructurados que experimentará en la escuela primaria. Una base sólida en las formas de comunicación verbal y no verbal preparará a los niños para escuchar las instrucciones de sus profesores, comprender nueva información, hacer preguntas y responderlas, comunicarte con tus amigosarticular ideas y mucho más.
Apoyar la comunicación temprana: Consejos para proveedores de atención y aprendizaje
Las habilidades comunicativas se aprenden mejor en los momentos e interacciones cotidianos. Muchas de las actividades que forman parte natural del cuidado de los niños pequeños son también estrategias eficaces para apoyar el desarrollo temprano de la comunicación. Por ejemplo, cuando hablamos, cantamos, escuchamos y respondemos a los niños, les permitimos experimentar lo que es participar en experiencias sociales, interacciones y conversaciones significativas.
Infancia
Durante sus primeros meses de vida, los bebés se comunican principalmente llorando y arrullos. A medida que se desarrollan, empiezan a añadir formas no verbales de comunicación, como gesticular, señalar y mover la cabeza.
Los educadores pueden apoyar las habilidades de comunicación emergentes en la infancia respondiendo a las señales del niño. Por ejemplo, cuando un bebé llora, podemos decirle algo como “Sé que tienes hambre. Es hora de comer algo”. O, cuando un bebé dice “bababa”, podemos responderle: “¡Sí, es una pelota!”. Estas sencillas intercambios conversacionales de ida y vuelta ayudan a los niños a conectar mediante palabras y gestos a medida que aprenden patrones de conversación. Los bebés también disfrutan oyendo a sus cuidadores describir lo que ocurre durante las rutinas de cuidado y las actividades cotidianas.
La infancia
Los niños pequeños empiezan a experimentar con la comunicación verbal y disfrutan aprendiendo nuevas palabras y sonidos. Los educadores pueden apoyar estas nuevas formas de comunicación compartir libros con niños pequeños y hablando con ellos sobre las distintas imágenes, personajes y acontecimientos que ven en las páginas del libro. Esto convierte la lectura en una conversación interactiva y en una oportunidad de aprender mediante la exploración.
A esta edad, los cuidadores también pueden empezar a enseñar a los niños las distintas formas de comunicación no verbal. Por ejemplo, podemos señalar que «María mueve la cabeza y levanta las manos para decirte no. Está diciendo que eso no le gusta y que le gustaría que pararas». Esto ayuda a los niños a aprender que los gestos y las expresiones también pueden comunicar mensajes.
Preescolar
Durante la etapa preescolar, las habilidades de comunicación verbal de los niños se expanden a gran velocidad. A esta edad, los niños juntan varias palabras para formar frases y pueden entablar conversaciones de ida y vuelta. Su afán de aprender se expresa frecuentemente haciendo preguntas del tipo “por qué”, “dónde”, “qué”, “cuándo” y “cómo”.
Responder a estas preguntas es una forma estupenda de apoyar el desarrollo de las habilidades comunicativas de los niños. Los educadores pueden construir una conversación de ida y vuelta con el niño añadiendo preguntas de seguimiento. Por ejemplo, si un niño pregunta: “¿Cuándo vamos a salir?”, los educadores pueden responder: “Saldremos después de merendar. ¿Qué cosas quieres hacer cuando salgamos?”.
Pre-K/TK
A medida que los niños se acercan a la guardería, su vocabulario se amplía mucho más y pueden entablar conversaciones más complejas. A esta edad, podemos apoyar el desarrollo de las habilidades comunicativas de los niños de las siguientes maneras jugando como Simón Dice y Luz Roja Luz Verde. Este tipo de juegos anima a los niños a practicar la escucha y el seguimiento de instrucciones, habilidades que serán importantes para tener éxito en la guardería y más adelante.